1) Las proteínas de primera clase o completos: son aptos para satisfacer todas las necesidades de nitrógeno del organismo.
Contienen todos los aminoácidos dispensables para la vida: valina, treonina, leucina, isoleucina, metionina, fenilalanina, triptófano y lisina.
Cuando uno de estos aminoácidos indispensables no es facilitado en cantidad suficiente en la ración alimenticia, los otros aminoácidos quedan sujetos al riesgo de no ser asimilados o de serlo en forma insuficiente.
La ausencia de un elemento provoca, pues la pérdida de los otros.
De aquí la necesidad de proporcionar al organismo, en cada comida, una alimentación tan equilibrada como sea posible en aminoácidos de primera clase.
Estos se encuentran principalmente en el yogurt, la leche de vacas de pastoreo, queso fresco, los huevos, leche de cabra, ciertos frutos secos, pescado y la carne.
2) Las proteínas de segunda clase: son únicamente aptos para cubrir la necesidad de mantenimiento, pero incapaces de asegurar el crecimiento o la reproducción de las células.
Se encuentran, sobre todo, en las leguminosas.
3) Las proteínas de tercera clase: son muy insuficientes. No aseguran más que una débil proporción de nuestras necesidades en prótidos: la gelatina de huesos, la gliadina del trigo, etc.
Además muchísima gente es alérgica a estas proteínas, y provocando en muchas ocasiones un sin fin de enfermedades, que cada vez se van conociendo más.
Consideramos, pues, que para el niño, el convaleciente, la mujer embarazada o lactante, o también para las que desean tener un hijo, resulta necesaria una alimentación que contenga aminoácidos de primera clase en grado equilibrado y suficiente.
De ahí deriva la utilidad de conocer esta noción y aplicarla, y, sobre todo, de evitar el practicar con los niños experimentos de alimentación carente de algunos elementos, como sugieren con gran frecuencia algunos regímenes alimenticios.
Se considera, en términos generales, que la cantidad de aminoácidos necesaria para el organismo cada día corresponde a una milésima parte del peso del cuerpo, o sea, 1 gramo de prótidos por cada kilo de peso.
De ello se inferiría que un hombre de 70 kilos debe recibir cada día una ración de 70 gramos de prótidos, lo cual sería un poco excesivo para un hombre normal, pero perfectamente adaptado a las necesidades de los niños, los convalecientes y las mujeres embarazadas o lactantes.
Bien, aclaremos un poco esto al hombre de 70 kilos si toma una ración diaria de 70 gramos de prótidos, en realidad es excesivo, le será mejor que consuma una ración de 50-55 gramos diarios.
Sin embargo para los niños si es de suma importancia que consuman 1 gramo de prótidos por 1 kilo de su peso corporal.
Vean el porqué es dañino tanto la carencia como el exceso de prótidos (proteínas):
Efectos de la carencia protídica (proteínas):
La insuficiencia de alimentos que contengan proteínas de primera y segunda clase da lugar al adelgazamiento por vía muscular, a la astenia, a las dificultades de concentración y de memoria, a las dificultades por débil secreción gástrica y otras.
Cuando esta carencia se presenta en el feto, debido a una alimentación insuficiente de la madre, o en el niño en sus primeros meses de vida, cabe que de ello resulte un déficit intelectual más o menos grave e irreductible en la mayoria de los casos.
Así se explica en parte el nivel intelectual considerablemente bajo entre las poblaciones con un volumen muy reducido de ingestión de prótidos y de alimentos protectores.
Efectos del exceso de alimentos protídicos (proteínas):
Cuando la ración alimenticia es excesivamente rica en carne, pescados, huevos, leche y derivados, etc., la sangre y las células quedan sobrecargadas de purinas, ácido úrico y un sin fin de otros tóxicos, mientras que el hígado y los riñones se alteran y degeneran progresivamente.
El resultado es, a plazo más o menos largo (dependerá también de personas), molestias renales y hepáticas, artritismo enfermedades cardiovasculares, reumas, gota, canceres, etc.
Un exceso de alimentos protídicos resulta caro.
Esperamos que haya quedado totalmente claro que los adultos es mejor no abusar de las proteínas y mejor consumir como máximo a diario 0,7 gramo por kilo de peso corporal.
Sin embargo a los niños y mujeres embarazadas y lactantes deberán de consumir 1gramo de proteína de primera clase, por kilo de peso corporal.