Aunque la margarina se fabrica a partir de aceites vegetales, no deja de ser un comestible prohibido en la dieta trofología, binipatia, higienista, etc.
Para obtener la consistencia similar a la de la mantequilla, los aceites vegetales deben ser endurecidos, o hidrogenados, lo que supone manipular la estructura molecular de los ácidos grasos.
El resultado es la conversión del isómero cis (natural) de los ácidos grasos en un isómero trans (no natural).
El principal inconveniente que debemos de tener en cuenta es el hecho de que estos ácidos trans se agregan a las reservas de grasa del cuerpo donde son capaces de producir daños celulares.
Considero que los ácidos grasos trans bloquean la utilización de los ácidos grasos cis y por tanto deben considerarse antinutrientes peligrosos.
En su entusiasmo por pasar de las grasas animales a los vegetales, muchos vegetarianos y colesterófobos han consumido ingenuamente margarinas mientras renegaban de la inocente mantequilla.
Es hora de advertirles que los poliinsaturados van llenos hasta los topes de radicales libres que aceleran el proceso de envejecimiento y degeneración, y nos hacen candidatos al cáncer, artritis y enfermedades cardiacas, a la vez que aumentan nuestras necesidades de vitamina E.
Pero alégrese, ¡es hora de regresar a la mantequilla!
Una buena mantequilla, cien por cien natural y sin aditivos ni colorantes, es mucho mejor para nuestro paladar y mucho más para nuestra salud.